—¡Lo mataré!, ¡Matare a ese miserable Salvatore y colgaré su cabeza en una lanza! — gritaba Artem completamente fuera de si mirando al muy herido Leopoldo Salvatore.
Leopoldo observó a Artem Kingsley derramando lágrimas de dolor, odio y frustración, y supo que él, sin importar como, rescataría a su amada hija....