—¡No! ¡No puede ser! — Génesis gritó histérica.
Tomando una hermosa y delicada jabonera de plata que yacía sobre el azulejo del lavamanos, la arrojo con fuerza sobre el antiguo espejo que se hizo añicos.
Sus sollozos se habían transformado en un llanto agudo y amargo que le nació desde lo más...