—Son tres mil dólares, espero que sea suficiente. — dijo tajante el lobo negro, no dispuesto a soltar aquel anillo.
El viejo vendedor sonrió. — Es todo suyo, caballero. —
Alejándose del puesto ante la mirada curiosa y sorprendida de Mihai y Jhon, Artem observó con sumo cuidado aquella sortija. No tenía...