El señor Thompson mira a Adele sin poder creer que se encuentre allí, está muy disfrazada casi irreconocible. Ésta le sonríe como si nada, mientras saca un cigarro.
—Apaga eso, aquí no se puede fumar. ¿Por qué no me respondiste cuando te llamé, y cómo sabías que estaba aquí?
—¿Crees que no...