Después que terminamos de dormir a los niños, que se han empeñado en dormir con su tía Christie, volvemos a subir al bar. No tenemos sueño, estamos solos. Christian pone una música suave y me invita a bailar, lo miro sin poder creerlo.
—¿En serio?
—Ven —dice extendiendo su mano.
—Ja, ja, ja…...