—No sé abu, estoy aterrada. Tengo pesadillas, de que le cortan las manos a mis hijos cada noche.
—Bella, te repito. ¡Eso nunca va a pasar! ¡Tienen que matarnos a todos, para llegar a ellos!
—¿Y si me voy para el extranjero, a un lugar que nadie me conozca?
—¡No vas a hacer...