Voy a la habitación de Marta que está enfundada en unos pantalones negros muy entallados, que hacen que su hermoso cuerpo realce. Se ha alborotado su cabello y llenado de prendas, me recuerda a la chica alocada que conocí en Francia.
—¡Marta! ¡Por poco no te reconozco! —exclamo realmente asombrada al...