—No puedes culparte por eso, Germán. No fue tu culpa. ¿Cómo podías saber que mi propia madre dejaría que alguien me violara? Y si no fuera por ti, él habría hecho algo mucho peor, así que, en lo que a mí respecta, me salvaste —le digo.
—Rose, yo—
—Mira, lamento mucho la...