—¡Oh, vamos! —grito, sabiendo que esas personas malvadas no solo me están escuchando, sino riéndose de mí.
Un par de minutos después, todo volvió a la normalidad y suspiré, agradeciendo a la diosa. Después de enjuagarme el cabello, agarro mi paño y mi gel de ducha. Colocando el jabón líquido en...