Podía sentir cómo mi corazón latía con más fuerza mientras la sorpresa me invadía; mis labios temblaban al intentar hablar, pero las palabras no salían. Todo mi cuerpo temblaba mientras me quedaba allí completamente sin palabras, sin saber qué decir.
—No tienes que decir nada ahora, Rosalía, y entiendo si no...