—No pude evitarlo, cariño. Te extrañé tanto y tardaste tanto en llegar que no podía esperar ni un minuto más para abrazar a mi pequeño príncipe —dice ella, aplastando mis mejillas.
—Mamá, ya no soy un niño —gruño, alejando sus manos de mis mejillas.
—Lo siento por tardar tanto en llegar, solo...