Cuando nos casamos, solíamos tener pequeñas discusiones.
Siempre era él quien se disculpaba primero.
Compraba flores y dulces para hacerme feliz.
Yo también estaba muy pegada a él, enviándole mensajes continuamente.
Éramos como una pareja común, ordinaria y amorosa.
Pero todo cambió con el tiempo.
Solía compartir mi día a día con él, pero él empezó...