Cuando volví a mi oficina, mi teléfono no dejaba de sonar con mensajes. Fabían, al ver que no respondía, me había enviado varios textos:
—Ele, lo siento, he cometido un error. ¿Podrías darme una oportunidad para enmendarlo?—
—Te prepararé el desayuno mañana también.—
—Esta noche, no te vayas tan rápido del trabajo, te...