En ese momento, Luisa llegó corriendo.
Dado que ya habíamos hablado sobre las llamadas, Luisa decidió adelantarse y empezar a llorar.
—Fabían, en ese momento la cuñada llamó, pero no oí bien lo que dijo. Pensé que no era importante, así que olvidé decírtelo.—
Miré su actitud de falsa inocencia y esbocé una...