Cuando llegué al lugar, Silvia ya estaba allí.
Llevaba una sonrisa en los labios, pero sus ojos ya no mostraban la misma alegría de antes.
—Carina, renuncia a Ariano. Él no te ama.
Una frase directa y sin rodeos.
Tragué el nudo en mi garganta y le respondí con las mismas palabras que ella...