“Me decepcionas, Caliana”, dijo una voz ronca. Me giré, tragué saliva y me alejé de él. Pude ver sus ojos dorados mientras se acercaba; y antes de darme cuenta, ya estaba en el estanque.
“¿Qué quieres decir?”, le pregunté mientras sentía que mis piernas se enfriaban, pero no quería irme. ...