Dejé la pluma y le entregué el contrato firmado a Raúl. Sus dedos rozaron mi nombre, y de repente, sonrió.
—A partir de ahora, estaré completamente ligado a ti.
Me pareció una declaración extraña. En ese momento, él me devolvió el contrato con su firma. Observé su elegante y fluido autógrafo, tan...