Me dirigí hacia afuera y me detuve cerca de una esquina.
Porque escuché un nombre que me era familiar.
—Osuna, ¿no te quedarás esta vez?— decía una persona.
Osuna rió levemente.—No me iré, mi salud ha mejorado mucho. Si yo fuera, Perico se enojaría.
La otra persona continuó con tono burlón.—Pedro aún se preocupa...