CAMILE
—¡¿Un año?! —preguntó con incredulidad y asentí—. ¿Tanto tiempo? —volví a afirmar con la cabeza—. ¿Acaso existe alguna cláusula que te impida contraer matrimonio? —bromeó y lo vi con seriedad—. ¿Es eso, Camile? —indagó esta vez con absoluta seriedad.
—Es precisamente eso, August. El dueño de Harrison Enterprise pidió que trabajara...