HENRY
Nuestro equipaje estaba listo y Rocco aguardaba por nosotros para acercarnos al aeropuerto. Danielle y yo bromeábamos y reíamos como chiquillos, intentando apartar de su mente todo lo que se le vendría encima.
—Admite que estás enamorado perdidamente de Camile… —me pinchó ella, y negué con la cabeza—. Eres un tonto,...