CAMILE
—Eso explica algunas cosas… —replicó—. ¿Por qué no me dijiste que estabas embarazada? Si las cuentas no me fallan, tenías dos meses de embarazo cuando te pedí que te casaras conmigo.
—¿Recuerdas cuando te hice prometer que, al terminar todo el problema de la empresa, me harías tu esposa?
—Cómo olvidarlo… fue...