CAMILE
—Y bien, detective —comencé, cuando ambos tomamos asiento en el mullido sofá de cuero negro—. ¿Qué descubrió?
El detective se aclaró la garganta y acomodó su portafolios sobre la mesa de cristal que tenía delante.
—Existen dos partes de la investigación, que al final del camino se terminan uniendo, señora Camile.
—¿Eso qué...