CAMILE
—¿Quieres más galletas, pequeño? —le pregunté a mi hijo, mientras ambos disfrutábamos del desayuno.
—Aha… —asintió con la cabeza y sonreí.
—Pero luego debes cepillarte los dientes, ¿sí?
—Sí, mami —sacudí su melena y reí.
Se parecía tanto a su padre, que solo pensarlo dolía.
La mañana transcurrió tranquila, aunque esperaba cualquier tipo de sorpresa...