HENRY
—Henry, por favor… —murmuró Camile, acercándose a mí, pero yo no la escuchaba.
Había apretado tanto mis puños y creía que mi mandíbula se quebraría de presionarla tanto. Cuando estuve por repetir la pregunta, una voz melodiosa pero firme, resonó a mi costado.
—August, aquí estás… —quedé abochornado al ver a una...