HENRY
—A Jessica, que como sabrás la cabecita le funciona un tanto distorsionadamente, ¡se le ocurrió lanzarla desde el puente de Brooklyn! —lanzó de lo más divertido posible y la sangre se me heló.
—No pueden hacerle eso… —susurré lívido y rió por lo alto.
—Ya está hecho, no hay nada que puedas...