CAMILE
—¡Maldita puta! —masculló como si estuviera fuera de sí, mientras me seguía golpeado.
Presioné mis dientes y cerré mis ojos, intentando no pensar en ella y solo concentrarme en liberar mis muñecas, hasta que al fin lo logré.
Cuando estuvo por propinarme un golpe de puño, la empujé con las fuerzas que...