HENRY
—Señor, es hora —pronunció Rocco y asentí.
—Terminemos con esto, de una buena vez… —suspiré y Rocco me detuvo, posando una mano en mi hombro.
—Henry, no tienes que hacerlo. Con gusto jalaré el gatillo por ti.
—Gracias, amigo —sonreí—, pero yo no iba a hacerlo de todos modos. Quédate tranquilo.
Seguimos andando y...