HENRY
¿Su hijo?
¡Su hijo! Había dicho el tío Frederick y aun no sentía el pulso en mi sistema. La sangre se me heló por completo, y estaba seguro que si me veía en un espejo, confirmaría que mi tez estaba pálida.
—¿Me estás escuchando, Henry? —preguntó mi tío, haciéndome regresar en sí—....