HENRY
—Inventarás cualquier estupidez para tenerme aquí, ¿cierto? —frunció el ceño, descolocándome por entero. No me creía—. Está bien, tú ganas. Viviré en tu maldita casa, pero ahórrame la vergüenza de compartir el mismo espacio que ustedes dos. No sabes lo humillante y decepcionante que es para mí, imaginarme que al...