Christopher, a las dos horas subió de nuevo a la habitación, encontrando a Amber, abrazando la almohada como si fuera él. Le dio un beso y ella se movió agarrándolo, hablándole pero sin abrir los ojos.
―¡Abrázame mi vida! Te necesito ―suplicó ella, haciendo un puchero que a Christopher lo derritió...