―¡Je, je, je! Mi amor, mi madre me insistió que al menos unas horas antes, tengamos un ayuno, para disfrutar a plenitud nuestra noche de bodas. ¡Por favor, deja que la complazca al menos en esto! ―afirmó Amber, besando suavemente sus labios.
―¡Yo siempre salgo perjudicado! ―exclamó él, haciendo un puchero...