―¡No, mi amor! Hablé con Thiago ―respondió Christopher, afectado, al ver que lloraba― ¡Por Dios, no llores, mi reina! Ya debe estar por llegar, ¿Qué sientes? ―interrogó pegándola a su pecho y besándola en la cabeza.
―Ahora, tengo como un mareo. De repente, fue porque me levanté muy rápido de la...