La pequeña voz hizo que la pareja se congelara.
Se separaron y se giraron para mirar al niño que estaba parado en el pasillo.
Luciano se frotaba los ojos, señal de que acababa de despertar.
Él volvió a olfatear y gritó: -Quiero a mi mamá.
El corazón de Jake latía violentamente contra su caja...