-¡Yolanda! ¡Princesa, espera... déjame explicarte! -exclamó Diego desesperado mientras seguía a Yolanda, que estaba decidida a irse-. No sabía que ella estaba viva y mi hermano sabía que yo tenía una mujer. No debió haberla traído aquí.
Sin embargo, Yolanda siguió corriendo por el camino de adoquines con sus tacones altos....