Las horas transcurrieron en un agradable borrón y pronto, el sol comenzó a ponerse, arrojando un resplandor de brasas hacia el cielo.
Mirando la hora, Claire estaba a punto de sugerir irse cuando su teléfono la interrumpió.
Al ver que era Rachel quien llamaba, contestó rápidamente.
-Sí, tía.
-Claire, querida, ¿puedes venir a...