Eloisa
Me desperté antes del amanecer. Necesitaba salir a correr. Fui a la habitación de Julián y golpeé la puerta.
—¡Dos segundos! —gritó. Abrió la puerta y me sonrió. Asomé la cabeza antes de que se cerrara del todo.
—¿Una mujer? —comenté.
—Nada pasó. No pudo despertarse —dijo, señalando su miembro, y me reí.
—Creo...