Retrocedí al escucharla confirmar que eran míos. Deseaba oírlo de sus labios, aunque ya lo sabía. Enfocando mi mirada en ella, no mostró signo alguno de incomodidad. Eloisa inclinó la cabeza, observándome mientras me acercaba. La ira que sentía antes se había desvanecido.
Tomé su mano, deseando decir tanto, pero fuimos...