Eloisa.
—Eloisa, ¿qué está pasando aquí?—
Tragué con dificultad. Podía sentir el sudor corriendo por mi espalda. Todos me miraban, esperando que respondiera a la pregunta.
Exhalé, abriendo la boca para hablar—. Señor Calvo—.
—Deja de decir eso—. gruñó en voz baja. Cerré los ojos un momento. Murmuró una maldición de su boca insensible...