Me mordí el labio inferior, furiosa. Salomón tenía razón. Tuve oportunidades de decírselo, pero no lo hice porque lo despreciaba y quería de alguna manera castigarlo. Era egoísta de mi parte, pero no lo admitiría.
—Elegiste a Salomón, y no fui yo. Al hacerlo, renunciaste a cualquier derecho sobre ellos —dije...