Salomón
Mi mujer entró en la cocina y me abrazó por detrás. Me giré y besé sus suaves labios.
—¿Qué tal tu día?—, pregunté.
—Duro, pero hice lo que pude. Veo que te estás recuperando bien—, me tomó la cara. Fruncí el ceño y abrí la boca para protestar por sus acciones anteriores,...