Catalina
Eratu tenía unas ocho semanas de embarazo, lo que la hacía apta para una ecografía. Tal vez si logro convencerla de hacerse una, y escucha el latido del bebé, cambie de opinión sobre el aborto.
—Quiero ir contigo a la clínica —le dije.
—¿Por qué? —preguntó con desconfianza.
—Vas a necesitar a alguien...