Mateo
—Necesito café en mi sistema —se quejó Flavio.
—Sí, tengo hambre. ¿Podemos continuar la búsqueda de tu mate después de comer? —preguntó Arucio. Suspiré y asentí. Fuimos al café más cercano. Tan pronto como puse un pie dentro, olí el aroma más embriagador. Mi corazón comenzó a latir rápidamente. Mi lican,...