Eloisa
—¡¿Qué carajos hiciste?! ¡¿Desde cuándo y por qué demonios no me dijiste nada?! —bramó Salomón, poniéndose de pie de golpe.
Solo suspiré. Ya sabía que reaccionaría así. Le froté suavemente el pecho, esperando que eso lo calmara.
—Alguien me estaba observando en la frontera y me envió un correo —le expliqué con...