—Sí. Siempre serás mi centro, Eloisa.
Mi visión se nubló tras sus palabras. Mi corazón palpitaba en mi pecho. Algo dentro de mí se agitaba y mi pulso se aceleraba. Odiaba mis sentimientos en este momento. ¿Por qué sus palabras tenían tanto poder sobre mí?
—¿No crees que es un poco injusto?...