Eloisa
—¿¿Contratado?? —las palabras escaparon de mis labios mientras el miedo se apoderaba de mí.
—Lo siento —susurró Salomón. Trató de consolarme, colocó su mano sobre mí con ternura, pero me aparté de inmediato. No quería consuelo. ¡Acababa de enterarme que mi mejor amigo fue pagado para estar a mi lado!
—Papá, explícate...