Salomón
- Te ves impresionante, dijo ella. Yo seguía mirándola como un tonto, incapaz de articular un cumplido.
- Eres deslumbrante, salieron las palabras de mis labios. Eloisa sonrió y se acercó a mí. Me arregló la pajarita y unió nuestros brazos. Ya estaba perdido, un fuerte aroma de su perfume llegó...