—¿Has oído hablar de las almas gemelas? —reí nerviosamente.
—Tu labio va a sangrar si no dejas de morderlo —dijo Dorotea, con preocupación evidente en su voz.
Estábamos sentadas en la cafetería durante el almuerzo. Nuestro grupo de tres se había ampliado a cinco, con la adición de Humberto y Reynaldo. Ellos...