Doro se levantó de la cama rápidamente cuando sonó el timbre y corrió escaleras abajo para abrir la puerta y dejar entrar a Humberto.
Lía puso ambas manos sobre mis hombros y me miró a los ojos.
—Te ves hermosa. Solo no hagas lo que yo no haría.
Sonreí y la abracé. Ella...