—¿Pero qué se suponía que debía decirle a Joel?
Sostuve mi carpeta y mi portátil contra el pecho mientras miraba nerviosa la puerta cerrada frente a mí. Cualquiera que pasara por ahí podía notar que estaba hecha un manojo de nervios... y sinceramente, tenía todo el derecho de estarlo.
Siempre había sido...