No podía evitar pensar en qué estaríamos haciendo si Humberto estuviera aquí, conmigo, y todo estuviera bien entre nosotros. Habríamos bailado toda la noche, o hasta que nos dolieran los pies. Bueno, yo habría bailado, Humberto se habría quedado quieto como un poste, mirándome girar a su alrededor. Habríamos bebido...